Lo he de reconocer, me gustan los anuncios absurdos. Pocas cosas en este mundo son capaces de producirme tanta satisfacción como ver a Georgie Dann de copiloto en un Galloper, pero para llegar a tamaña obra maestra, antes se crearon otros muchos anuncios sin lógica aparente.
Este documento explica algunos enigmas de la historia. Ahora está claro que el huevo fué antes que el cocinero.
21 de noviembre de 2009
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